fusiones, confusiones, algoritmos, música y home theater
Muchos anticipan, y con
bastante entusiasmo, la fusión de todas las actividades lúdico-comunicacionales.
En una suerte de fantasía global se involucran redes de comunicación
satelital con pantallas tacto-sensibles y software de diversa índole
que con suave voz femenina invita a optar entre una variedad de alternativas,
a cual más maravillosa.
Un paso más acá,
pero no necesariamente mucho más cerca de lo que hasta hace poco
fue el presente, los golpes de tecla que nos llevan a través de
Internet nos recuerdan la distancia entre nuestra PC actual y aquella XT
original; o entre los rudimentarios programas de comunicaciones de hace
algunos años y el Net Scape Navigator con que saltamos de página
en página en la Web.
Los nichos tecnológicos
no necesariamente continuarán siendo nichos. Esto está claro.
Es más, la tendencia mundial indica que se unirán en una
gran malla o red que todo lo abarca. Pero para que esta red sea consistente,
es necesario que las "costuras" que unen a estos nichos unos
con otros sean a la vez resistentes y tan invisibles como sea posible.
Imaginemos para éste
ejemplo que cada nicho se encuentra intensamente iluminado en su centro,
debido la luz que sobre el arroja la alta concentración de especialistas
y elementos de consumo enfocados en su tema; y que sus bordes en cambio,
por el mismo motivo, se encuentran escasamente iluminados.
Cada zona periférica
y en penumbra de un nicho será la destinada a "conectarse"
con la zona equivalente del nicho vecino. Que tenemos aquí ? Un
punto crítico. Porque éstas "zonas de sutura" de
la malla serán precisamente las de mayor penumbra y a la vez las
de más urgente necesidad de esclarecimiento ya que de ésto
puede depender la efectiva integración de dos nichos vecinos.
Muchas tecnologías
maduras sufren el pesado lastre de normas y parámetros establecidos
y acordados cuando eran zona de penumbra, es decir en su infancia. El problema
reside en que estos bordes o "zonas de sutura" tienen límites
imprecisos, no existe criterio unificado en cuanto a sus tópicos,
ni a la cantidad de ellos, y por lo general son tierra de nadie.
El Silicon Audio es un buen
ejemplo de los problemas propios del intentar convergencias tecnológicas,
en este caso en el límite entre el campo del audio y el de la informática.
Este chip, con el que NEC piensa destronar al CD, al MD, al DCC y vaya
uno a saber a cuantos formatos más, necesita sin embargo solucionar
primero problemas inherentes a la tecnología disponible hoy en día.
Se dice que NEC pretende
empaquetar 192 minutos de música en 256 Mb de información;
si mis cuentas no me engañan esto implica una relación de
compresión superior a 7 en términos de tecnología
de CD (@16 bits y 44100 Hz de muestreo). Este dato es importante, porque
lo que determinará si el resultado final es aceptable o no desde
el punto de vista de la alta fidelidad, será la técnica de
compresión utilizada.
Mientras el algoritmo ATRAC
(Adaptive Transform Acoustic Coding) empleado por Sony en su Mini Disc
y el PASC (Precision Adaptive Subbed Coding) utilizado por Philips en su
Digital Compact Cassette entregan un resultado final de calidad inferior
a la del CD, la calidad de sonido del Silicon Audio dependerá de
cual de las 3 alternativas MPEG/Audio Layer implemente.
Si la elección recae
sobre la MPEG/Audio Layer II -alternativa más probable- el resultado
será, según NEC, una relación de compresión
mejor que la del MD o el DCC con una calidad de sonido equivalente a la
del CD; si en cambio se opta por el formato más caro en términos
de complejidad, el MPEG/Audio Layer III, los resultados pueden ser francamente
superiores.
Probablemente por todo esto
se calcula que su lanzamiento al mercado tendrá lugar recién
en 1998. Sé perfectamente que mientras muchos se divertirán
con esta digresión, a otros les sonará a sánscrito
lacustre. Pretendo sin embargo utilizarla para ejemplificar el tremendo
corte de aguas que la tecnología de nuestros tiempos ha generado
en esta, cada vez más, "aldea global".
En el territorio del audio
existen dos nichos que, por ser vecinos, han sido víctimas de todo
tipo de especulación y maltrato, al extremo de, por esto
de las zonas de penumbra, ser lanzados el uno contra el otro en una disyuntiva
tan ridícula como la de pretender hacernos optar entre zapatos negros
o pan caliente. Estos nichos son, el audio propiamente dicho y el Home
Theater.
Ambos comparten algunos
recursos e inquietudes, pero de ninguna manera son equivalentes. Por este
motivo será muy difícil que uno llegue a desplazar al otro.
Aclaremos.
Muy probablemente se de
el caso de que un mismo equipo cumpla las funciones de sistema de audio
y de Home Theater. Lo que es poco probable es que lo haga simultáneamente.
Con esto quiero decir que si bien el audio y el Home Theater pueden compartir
equipo, ambiente, y hasta el mismo par de orejas, esencialmente son actividades
diferentes.
Incluso pueden compartir
.algún fenómeno artístico -recitales, opera, ballet,
etc-, pero siguen siendo actividades diferentes. El audio se trata exclusivamente
de la música, y es un hecho que para disfrutar de la música
no hace falta ningún elemento mas que la música misma. El
agregado de un complemento visual no es necesariamente enriquecedor, ni
mucho menos. A veces incluso resulta distractivo.
No logro imaginar en que
puede enriquece la experiencia musical el contemplar los movimientos convulsivos
de Midori mientras interpreta de manera extraordinaria a Paganini. Tampoco
agrega nada a la Kreisleriana el espectáculo de las manos de Horowitz.
Personalmente me basta con su interpretación, que es fabulosa.
En suma, la experiencia
musical es solamente musical...dijo Perogrullo. Estoy diciendo que la imagen
no sirve? Para nada! Pero por favor, no pongamos el carro delante del caballo.
Imagen y sonido funcionan idealmente, en lo que llamamos Home Theater o
cualquier sistema equivalente, cuando uno existe en función del
otro. Cuando se establece una referencia cruzada. Cuando van de la mano.
Cuando cada uno tiene algo fundamental que aportar al evento estético.
Desde este punto de vista,
las manos de Horowitz podrán ser una curiosidad, pero no trascienden
lo anecdótico. No agregan en lo mas mínimo al placer musical.
Y, como diría Jorge, ni hablar de cuando la cámara hace el
primer plano de una flauta en la mitad de un "tuti" orquestal.
Entonces, cuando la imagen
? Personalmente asocio la imagen con el espectáculo, no solo los
ya mencionados recitales, ballets y óperas. Sino también
y fundamentalmente todas aquellas instancias donde sonido e imagen comparten
el rol protagónico, como en Terminator II, El Fugitivo, All That
Jazz o My Fair Lady y aún en situaciones en las que el sonido es
mero partenaire del mensaje visual, como sucede en la gran mayoría
de las películas. Para todo esto, bienvenido el Home Theater.
Y cuando no ? Según
mi criterio, en todos los casos en los que el centro de la cuestión
sea la música y no espectáculos asociados con ella.
De hecho, cuando escucho
música generalmente cierro los ojos.
E.C.
www.audioperformance.com.ar