percepción del sonido
buscando la tercera dimensión
El equipo, la sala y el material grabado. Todo es considerado. Hasta un tramo de cable. Habiendo
empezado tempranamente y sin terminar de sorprendernos por los últimos
logros, seguimos buscando la fórmula para el verdadero "sound
stage".
La triangulación acústica.
Cerremos un ojo durante unos instantes y miremos lo que nos rodea con el otro. Si no nos movemos,
reconoceremos lo que tenemos cerca por discriminación focal. Pero
que hay de lo que está más alejado. Pareciera estar en un
mismo plano. Como un cuadro, una foto o cualquier otro espacio bidimencional.
Con la vista en ese lugar, abramos ahora el ojo que teníamos cerrado.
¡Ah..., esto si que es 3d!. Ahora sí podemos caminar entre
los muebles, ¡hay aire entre ellos!. Ahora con un poco de suerte
tal vez pueda embocar mi goma de borrar en aquel jarrón. Antes ni
pensarlo, veía que estaba pero no "donde" estaba. Ahora
entiendo por qué no somos cíclopes. La trigonometría
cerebral necesita un lado (distancia entre ojos) y dos ángulos (uno
por cada ojo) para triangular y calcular distancias. Dos ángulos
y un lado son suficientes para definir cualquier triángulo. Geometría
elemental.
Afortunadamente también tenemos dos oídos separados por una determinada distancia, lo que
nos permite percibir la distribución espacial de las diferentes
fuentes sonoras. Gracias a esta propiedad, cuando estamos frente a una
orquesta, percibimos de qué lugar fluye cada uno de los manantiales
de sonido. Pero si entre la fuente emisora y el órgano de percepción
media un proceso de reproducción o transmisión a distancia,
necesitaremos "transportar" nuestro triángulo acústico
sin que se deforme. Al medio técnico que nos permite realizar este
truco, lo llamamos estereofonía.
La estereofonía
Durante la primera guerra mundial, se aprovechó el aspecto de direccionalidad de la estereofonía
para determinar por qué lugar del horizonte aparecerían los
aviones enemigos. Dos grandes conos receptores se conectaban a sendos oídos
de un operador por medio de tubos de goma. Las bocinas receptoras agudizaban
el sentido del operador para localizar la dirección de la esperada
incursión enemiga, constituyendo una versión auditiva de
un binocular.
Pero las "trompas receptoras biauriculares" no tenían aplicación en audio. No las
trompas en si, pero sí el principio de funcionamiento. Así
en 1930, el inventor británico A. D. Blumlein de la "Electric
and Musical Industries" patentó el primer disco estereofónico.
Podemos irnos aún más atrás en el tiempo par encontrar
otra patente realmente sorprendente. Se le concedió en Alemania
al señor Clement Ader el 30 de agosto de 1881. El invento, presentado
como "mejoramiento para equipos telefónicos de teatros",
consistía en micrófonos colocados a ambos lados del escenario,
conectados directamente a sendos auriculares que los abonados colocaban
uno en cada oído. Así escuchaban la Ópera estereofónicamente
sin asistir a ella.
Dos canales separados significan "estereofonía", pero la estereofonía por si sola
no nos garantiza "sound stage" ni con la suerte de su lado. Para
obtenerlo - medianamente - en términos actuales, necesitaremos la
perfecta adecuación de otros tres elementos: El material grabado,
el equipo y la sala.
¿Por que la grabación?
Si queremos reproducción 3d, no basta con tener un equipo estereofónico de precisión.
El material grabado también deberá arribar con estructura
tridimensional. Si así no fuese, nada podrá hacer el equipo
para mejorar la situación. Ningún mural se convertirá
en escultura por mirarlo con binoculares. La tercera dimensión perdida
no se recupera jamás.
¿Porqué el equipo?
Porque los procesos electrónicos siempre agregan algo de lo suyo. Si disponemos de grabaciones estereofónicas
esmeradas, el equipo debe tener la calidad mínima como para no deteriorar
demasiado las mismas. La estereofonía es condición necesaria
pero no suficiente para la reproducción 3d. Por eso no basta con
que el equipo sea "estéreo". No es igual un prismático
binocular que un caleidoscopio en cada ojo.
¿Por qué la sala?
Si jugamos a la reproducción estéreo de alta precisión no podemos descuidar el último
eslabón de la cadena. Triste resultaría que teniendo grabaciones
y equipo de primer nivel, un ambiente inadecuado terminase arruinándolo
todo. Al igual que en el caso el equipo, son fundamentales la correcta
elección y el tratamiento adecuado.
La tercera dimensión en audio. ¿Encuentro remoto o búsqueda eterna?
En los hechos, la invención de la estereofonía no representó el "encuentro"
de la verdadera tercera dimensión, sino señaló el
comienzo de su búsqueda.
No podemos saber con certeza cuando comienza realmente esta historia. Abriendo el libro de los experimentos
del siglo en la hoja de principios de los años treinta, encontramos
un curioso personaje llamado Oscar. Así llamaban en los Bell Telephone
Laboratories a un maniquí de sastre con dos micrófonos montados
dentro de sus orejas. Esto nos dice que ya en 1932 existía alguien
intentando reproducir lo más exactamente posible las condiciones
reales de audición humana.
Si a 65 años de este hecho seguimos
en las mismas cosas, es presumible que deberá transcurrir mucho
tiempo aún hasta que encontremos la fórmula para que el sonido
reproducido se perciba como "Original".
O quizás más,
puede que este asunto se nos haga crónico, porque la búsqueda
de lo supremo es parte de la esencia del ser humano. Al hombre verdadero
no lo conforma encontrar algo, solo lo satisface probar y permanecer siempre
en la búsqueda de lo superior a lo último.
G.P.
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